Cogí mi teléfono y salí del salón, era Elena
-¿Como es Nueva York?-dijo ella
-Bastante... bonito por así decirlo, tengo una compañera de piso bastante rarita, estaba cotilleando mi maleta
-¿Que?
-Si, no sé quien será y que hace aquí pero espero que no se meta en mis asuntos, juraría haberla visto antes
-¿Donde?
-No sé, evidentemente no es rusa y desde luego agregada en Facebook no la tengo porque sabes que solo agrego a quien conozco
-Ya, ¿Del aeropuerto?
-Si, puede ser, espero que no se meta en mis asuntos
-Oye, haz una cosa para que te deje en paz
-Dime-me picaba la curiosidad por eso que había dicho Elena
-Háblale en ruso todo el tiempo, cuando vea que no te entiende te dejará en paz
-Puede que sí, te llamo despues de la entrevista ¿Vale?
-Vale, chao
Colgué el teléfono y volví a entrar en el salón, Cristina estaba en la página del New York Times
-¿Lees el Times?-dije yo
-No pero quiero trabajar para él
-¿En serio?
-Si, tengo una entrevista-me quedé de piedra, iba a vivir con mi rival, vale, ahora si que no podía hacerme su amiga porque si me hacía su amiga luego ella me traicionaría y entonces perdería todo
-Interesante
-Vale, Sofía, no me engañas
-¿Que?
-Sofía Pètrov, tu mañana tienes una entrevista mañana a las doce para trabajar en el New York Times
-¿Como lo sabes?
-Verás, conseguí tu nombre de las aspirantes a ese trabajo, creo que somos 4 pero todas te conocemos a ti, ninguna conoce a las demás
-Vale, Angela Braver y Gloria Montes
-¿Que?
-Las chicas que tambien quieren el puesto, oye Cristina, no quiero que esto haga que esto sea la casa del descofío porque no quiero sentirme incómoda en el lugar en el que tendré que vivir un mes mínimo ¿Vale?
-Vale, podemos ser amigas ¿No?
-Si, ¿De donde eres?
-De Madrid, tu debes de ser la de San Petesburgo
-Si, ¿Vamos a dar una vuelta por la ciudad?
-Claro
-Vete yendo
-Vale
Cristina salió del salón, yo cogí mis maletas y las guardé en el armario de la habitación bajo llave, no porque no me fiara de la seguridad de la casa si no porque en el ordenador tenía mi trabajo y no quería que Cristina lo encontrara
-Ya estoy-salí detrás de ella.
Pasamos la tarde fuera, Crisitina era maja pero no tanto como para fiarme al cien por cien de ella, cuando ya hubiera pasado la entrevista todo ese desconfío que se respiraba en el aire habría desaparecido, hasta que le dieran el trabajo a alguna entonces empezaría a haber celos y yo tenía muy claro que no iba a dejar el trabajo por nada porque era mi sueño y no quería renunciar a mis sueños porque no quería acabar siendo como mi madre que tenía un sueño y renunció a él y luego lo pagó conmigo, cada vez que me reñía me decía que por mi culpa no había cumplido sus sueños, no era yo la que la había dejado embarazada, no era yo la culpable, pero ella nunca fue capaz de verlo así, que ganas tuve toda la vida de irme de casa, recuerdo lo mal que lo pasé hasta los 17 pues mi primo más pequeño se había convertido como en mi hermano porque sus padres le habían abandonado y nos tocó a nosotros soportarlo, era hiperactivo y me pegaba, cuando yo se las devolvía o le insultaba me castigaban a mi, tantas veces me había castigado en el colegio por su culpa, era un niño malvado, cuando cumplí 17 años poco despues de que enviara mi borrador al New York Times, mi madre se cansó de soportar a un chico tan problemático como él y lo dejó en un centro de menores, no le abandonó era como un correccional, cuando mi madre murió yo tenía 18 recién cumplidos y me preguntaron si quería ser la tutora de mi primo, me negué, ese niño me había hecho la vida tan imposible que no quería volver a verle.
Volvimos al apartamento, me di una ducha y me fui a deshacer las maletas, abrí una, lo tiré todo por ahí, zapatos por el suelo, ropa encima de los muebles pero a mi me gusta vivir así, ser desordenada, siempre fui distinta a todos mis amigos, ellos siempre salían los viernes por la tarde mientras que yo prefería quedarme en casa escuchando música, ellos no aguantaban estar solos y querian estar con alguien, a mi siempre me gustó mucho estar sola era una de mis muchas manías, me llamaron marginada muchas veces pero yo les decía que dijeran lo que les diera la gana que yo era feliz así y me daba igual. Pasé las horas hablando con Elena por whatsapp, la verdad teníamos conversaciones muy raras, por eso era mi mejor amiga siempre estaba ahí. A las doce y media decidí irme a dormir, el desajuste horario me podía así que me quedé dormida en seguida, Cristina se fue a la cama muchísimo más tarde que yo, seguro que estaba pensando en la entrevista pues ella la tenía a las diez y media de la mañana, que aburrimiento presentarse allí a las diez y media para presentarse a un trabajo que, sin ofenderla, no conseguiría porque había leído sus trabajos y no me parecieron buenos para nada. Buena, ya se vería siempre podía dar un giro y conseguir ella el trabajo y yo volver a Rusia, ojalá eso no pasara.
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