lunes, 22 de octubre de 2012

Capítulo 2

SOFÍA
Listo, tenía todas las maletas listas, iba a por todas, estaba dispuesta a todo porque ese trabajo fuera mío, sí, lo reconozco, era competitiva, muy competitiva y eso no era tan malo como lo pintaban los demás, ser así me había proporcionado conseguir todos mis propósitos. Nunca perdí a nadie por ser así, mis amigos sabían que así me iba bastante bien. Llamé a mi mejor amiga Elena para despedirme, siempre fuimos las mejores amigas a pesar de ser completamente distintas, la gente que nos veía por la calle decía que por el aspecto era imposible que fuéramos amigas, yo siempre tuve aspecto de buena y ella de mala, la gente siempre lo vio así, supongo que era porque yo tenía los rasgos que les dan a las niñas buenas en las películas, rubita de ojos azules, mientras ella tenía los ojos muy negros y era muy morena, además del tono de su piel, cuando cumplimos los trece años todo cambió, yo me revolucioné según mis padres, me dedicaba a hacer cafradas como decía una de mis profesoras, pintaba grafitis por ahí, me metí en muchos líos, me teñí varias veces el pelo de negro pero cuando cumplí dieciocho años decidí dejar de teñirme, Elena no estaba en casa, era raro en ella porque solía estar siempre pegada al móvil. Llamé a su novio Petroff, cada vez que pienso en ese nombre me entra la risa.
-Hola Sofía-dijo él
-Hola, ¿Donde está Elena?
-Creo que en Moscú viendo a sus tíos
-Mierda....
-¿Que pasa?
-Me voy a Nueva York porque aquel periódico en el que me ofrecieron trabajar hace dos años
-¿Te han dado el puesto?
-No, una entrevista
-Vale, le diré que la llamaste
-Gracias
Una pequeña lágrima resbaló por mi mejilla, no quería irme sin despedirme de Elena pero era así, no iba a desperdiciar mi sueño por darle un abrazo a mi mejor amiga

GLORIA
-Vamos Marcos, ya está aquí el taxi
-Voy, voy
Salimos de casa lo más rápido que pudimos, yo quería llegar al aeropuerto cuanto antes. Estaba muy nerviosa, por primera vez tendría un trabajo fuera de un restaurante, tendría una vida mejor, la vida en Colombia no vale nada. Dejaba muchas cosas atrás, toda mi vida estaba en aquel barrio de Bogotá, todos mis amigos, todo, pero no iba a deprimirme, ese era mi gran sueño, ser reportera en el New York Times, a pesar de que solo me habían concedido la entrevista estaba muy emocionada y tenía muchas posibilidades, sabía que había por lo menos otra chica a la que le habían concedido una entrevista, sabía poco de ella, era rusa y se llamaba ¿Sonia? No, algo por el estilo, probablemente la vería en Nueva York, lo tenía muy claro, no dejaría que una ricachona rusa me ganara.
-¿Sabes que no eres la única que va a luchar por ese puesto verdad?-dijo Marcos
-Lo sé solo hay otra chica
-No, hay tres más
-¿Que?
-Si, he visto la página del New York Times y bueno vi algo de unas chicas que mandaron su solicitud y se la han concedido
-¿Que?
-Lo que oyes, tienes a una chica de San Petesburgo, otra de Berlín y una de Madrid
-Joder...

CRISTINA
Me quedé dormida, cuando me levanté vi uqe solo tenía quince minutos para ir al aeropuerto y coger el avión, gracias a dios que ya tenía las maletas hechas si no ya no llegaba. Corrí hacia el coche, arranqué y salí hacia el aeropuerto. El avión se retrasaría una hora, menuda mierda parecía que el mundo no quería que me fuera a Nueva York, aun así me iría, era mi sueño. Los minutos me parecían horas,, se me estaba haciendo insoportable la espera, fui a tomarme un café, pensé en que si llegaba tarde a la entrevista una rusa se llevaría mi puesto, dudaba que llegara tarde, aunque el aeropuerto de Barajas siempre se colapsa mucho, no se retrasaría tantas horas. Volví a sentarme en uno de esos incómodos asientos que hay en casi todos los aeropuertos, cuantos recuerdos tengo de ese lugar, cuando vi marchar a mi hermana mayor hacia la República Checa, nunca más la vi desde aquel día, no sé que es de ella. Por fin, están diciendo que vayamos a la zona de embarque.

ANGELA
Me levanté muy temprano, no podía dormir, estaba muy nerviosa solo quería coger el maldito avión e irme de allí. Cuantos malos recuerdos me llevaba, las peleas con mis padres, las amigas a las que perdí, las cosas en las que me metí por culpa de Abelard, no podía creerme que por un gilipollas como ese hiciera tantas tonterías, pero eso, cuando me subiera al avión, serían cosas del pasado porque me iba para empezar una nueva vida en el nuevo mundo, sentía mariposas en el estómago igual que el día en el que me revelé contra mis padres, haciendo cálculos mi madre tendría unos..., si me tuvo con 36 y acababa de cumplir 22 unos 58, joder, como pasa el tiempo, mi padre tendría ¿Cuantos? ¿Alrededor de 65? Le quedaba poco para jubilarse en lo que quiera que trabajase su padre, nunca me molesté en interesarme por el trabajo de mi padre, nunca tuvimos una gran relación. Ángela no sabía si llamarlos para decirles que se iba o no, decidió hacerlo
-Angela-dijo el
-Padre
-¿Que quieres?
-Decirte que me voy a Nueva York, el máximo tiempo posible
-¿Vas a eso del periódico?
-Si, es tan solo una mera entrevista pero creo que lo tengo fácil
-¿Sabes que hay otras muchas chicas?
-No, solo una
-¿Alemana?
-No, creo que española
-Bueno, vale
-Vale, adiós hasta pronto
-Angi-dijo mi padre, hacía tanto que mi padre no me llamaba Angi
-¿Si?
-Cuidate mucho
-Lo haré
Angela colgó el teléfono, por fin ahora si que se podía ir tranquilamente, ya había saldado una de sus disputas más fuertes.

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