miércoles, 24 de octubre de 2012

Capítulo 6 por Sofía

Cogí mi teléfono y salí del salón, era Elena
-¿Como es Nueva York?-dijo ella
-Bastante... bonito por así decirlo, tengo una compañera de piso bastante rarita, estaba cotilleando mi maleta
-¿Que?
-Si, no sé quien será y que hace aquí pero espero que no se meta en mis asuntos, juraría haberla visto antes
-¿Donde?
-No sé, evidentemente no es rusa y desde luego agregada en Facebook no la tengo porque sabes que solo agrego a quien conozco
-Ya, ¿Del aeropuerto?
-Si, puede ser, espero que no se meta en mis asuntos
-Oye, haz una cosa para que te deje en paz
-Dime-me picaba la curiosidad por eso que había dicho Elena
-Háblale en ruso todo el tiempo, cuando vea que no te entiende te dejará en paz
-Puede que sí, te llamo despues de la entrevista ¿Vale?
-Vale, chao
Colgué el teléfono y volví a entrar en el salón, Cristina estaba en la página del New York Times
-¿Lees el Times?-dije yo
-No pero quiero trabajar para él
-¿En serio?
-Si, tengo una entrevista-me quedé de piedra, iba a vivir con mi rival, vale, ahora si que no podía hacerme su amiga porque si me hacía su amiga luego ella me traicionaría y entonces perdería todo
-Interesante
-Vale, Sofía, no me engañas
-¿Que?
-Sofía Pètrov, tu mañana tienes una entrevista mañana a las doce para trabajar en el New York Times
-¿Como lo sabes?
-Verás, conseguí tu nombre de las aspirantes a ese trabajo, creo que somos 4 pero todas te conocemos a ti, ninguna conoce a las demás
-Vale, Angela Braver y Gloria Montes
-¿Que?
-Las chicas que tambien quieren el puesto, oye Cristina, no quiero que esto haga que esto sea la casa del descofío porque no quiero sentirme incómoda en el lugar en el que tendré que vivir un mes mínimo ¿Vale?
-Vale, podemos ser amigas ¿No?
-Si, ¿De donde eres?
-De Madrid, tu debes de ser la de San Petesburgo
-Si, ¿Vamos a dar una vuelta por la ciudad?
-Claro
-Vete yendo
-Vale
Cristina salió del salón, yo cogí mis maletas y las guardé en el armario de la habitación bajo llave, no porque no me fiara de la seguridad de la casa si no porque en el ordenador tenía mi trabajo y no quería que Cristina lo encontrara
-Ya estoy-salí detrás de ella.
Pasamos la tarde fuera, Crisitina era maja pero no tanto como para fiarme al cien por cien de ella, cuando ya hubiera pasado la entrevista todo ese desconfío que se respiraba en el aire habría desaparecido, hasta que le dieran el trabajo a alguna entonces empezaría a haber celos y yo tenía muy claro que no iba a dejar el trabajo por nada porque era mi sueño y no quería renunciar a mis sueños porque no quería acabar siendo como mi madre que tenía un sueño y renunció a él y luego lo pagó conmigo, cada vez que me reñía me decía que por mi culpa no había cumplido sus sueños, no era yo la que la había dejado embarazada, no era yo la culpable, pero ella nunca fue capaz de verlo así, que ganas tuve toda la vida de irme de casa, recuerdo lo mal que lo pasé hasta los 17 pues mi primo más pequeño se había convertido como en mi hermano porque sus padres le habían abandonado y nos tocó a nosotros soportarlo, era hiperactivo y me pegaba, cuando yo se las devolvía o le insultaba me castigaban a mi, tantas veces me había castigado en el colegio por su culpa, era un niño malvado, cuando cumplí 17 años poco despues de que enviara mi borrador al New York Times, mi madre se cansó de soportar a un chico tan problemático como él y lo dejó en un centro de menores, no le abandonó era como un correccional, cuando mi madre murió yo tenía 18 recién cumplidos y me preguntaron si quería ser la tutora de mi primo, me negué, ese niño me había hecho la vida tan imposible que no quería volver a verle.
Volvimos al apartamento, me di una ducha y me fui a deshacer las maletas, abrí una, lo tiré todo por ahí, zapatos por el suelo, ropa encima de los muebles pero a mi me gusta vivir así, ser desordenada, siempre fui distinta a todos mis amigos, ellos siempre salían los viernes por la tarde mientras que yo prefería quedarme en casa escuchando música, ellos no aguantaban estar solos y querian estar con alguien, a mi siempre me gustó mucho estar sola era una de mis muchas manías, me llamaron marginada muchas veces pero yo les decía que dijeran lo que les diera la gana que yo era feliz así y me daba igual. Pasé las horas hablando con Elena por whatsapp, la verdad teníamos conversaciones muy raras, por eso era mi mejor amiga siempre estaba ahí. A las doce y media decidí irme a dormir, el desajuste horario me podía así que me quedé dormida en seguida, Cristina se fue a la cama muchísimo más tarde que yo, seguro que estaba pensando en la entrevista pues ella la tenía a las diez y media de la mañana, que aburrimiento presentarse allí a las diez y media para presentarse a un trabajo que, sin ofenderla, no conseguiría porque había leído sus trabajos y no me parecieron buenos para nada. Buena, ya se vería siempre podía dar un giro y conseguir ella el trabajo y yo volver a Rusia, ojalá eso no pasara.

martes, 23 de octubre de 2012

Capítulo 5

SOFIA
Salí del taxi que le había robado a una hispana, entré en aquel edificio tan grande, subí en ascensor, era enorme, me encantaba todo me encantaba, aun así lo de la compañera ya no me gustaba tanto...
Llegué al piso, no tenía mis llaves, mierda, aun no las había recogido, tendría que esperar a que llegara el propietario que por lo que sabía llegaba a las siete y media es decir en una hora. Bajé al portal, me senté en un sillón que estaba allí y esperé, pasó mucha gente, señoras mayores, mujeres, niños, hombres y una chica que me llamó bastante la atención. Al fin llegó el hombre que me alquilaba el piso
-Señorita ¿Como era? Nunca me acuerdo
-Pètrov, Sofía Pètrov
-Es verdad, aquí tiene sus llaves
-Gracias
Cogí las llaves y me fui al apartamento, abrí la puerta, era enorme.
-¡Hola!-dije para comprobar si allí había alguien
-Hola-dijo una chica desde el salón, se levantó del sofá y me sonrió
-Soy Sofía-dije, era la chica que había visto abajo
-Cristina, mira, hay dos habitaciones, no elegí ninguna por miedo a que la quisieras tu
-No te preocupes las vemos ahora

GLORIA
Dos taxis, ya me habían quitado dos taxis, estaba flipando, la gente que tiene mucho morro como solía decir una amiga mía
-Bueno Gloria, hermanita, coge ese maldito taxi ya que aun nos lo van a quitar tambien
Me reí y me subí al taxi, le dije a aquel hombre a donde queríamos ir. Que nervios. Llegamos, bajamos del taxi, era un sitio horrible pero era el sitio en el que a partir de aquel momento estaría, casi prefería un hotel pero no me era rentable
-No esta tan mal...-dijo mi hermano
-Joder menuda mierda-fue lo único que fui capaz de decir
-Vamos Gloria lo cambiaremos dentro de poco
-Vale hermano, pero solo entro porque necesito ir al baño
-Que loca estás
Entramos en el apartamento, era un sitio cochambroso y cutre que mas valía no mover ninguno de esos muebles porque seguro que había algún tipo de bicho por ahí

CRISTINA
Estaba en el sofá de mi apartamento cuando llegó mi compañera, era rubia de ojos azules muy guapa, era muy distinta a mi, me sentí como una vieja cuando la vi porque llevaba unos zapatos de tacón de joven, unos vaqueros y una camiseta de las de Jack Daniels muy abierta por los lados, mientras que yo llevaba una falda de vieja con zapatos de vieja y camisa de vieja.
-Soy Sofía-me dijo
-Cristina
Fuimos a elegir nuestras habitaciones, había una blanca, grande con una gran cama de matrimonio en el centro
-Mia-dijo nada más entrar
-Vale-le sonreí y me fui al salón
Cogí una foto que sobresalía de su maleta, era en una casa bastante grande, no sabía que ponía en la etiqueta que había por detrás del marco, era una fecha pero lo demás era ilegible, estaba en un idioma raro con otra grafía. La guardé en su maleta, vi bastantes cosas, un portátil, un móvil, fotos libros y la ropa. La chica volvió a entrar en el salón, se sentó a mi lado, de repente sonó un teléfono, era el suyo, lo sacó de la maleta y salió del salón, oí poco de lo que decía pero no lo pude entender, debía de ser de otro país.

ANGELA
Llegué al hotel, cogí la tarjeta para la estancia allí, y subí a mi habitación a deshacer las maletas. Cuando terminé saqué mi portátil y me puse a buscar información sobre mi oponente, resultó que había más chicas que querían ese trabajo pero pobres, no lo conseguirían, ese trabajo era mío. Bueno, había una chica española que tenía un blog, le eché un vistazo rápido, era buena pero no era lo mismo que yo, a pesar de que su blog estaba escrito en castellano, lo leí sin problemas pues cuando tenía 15 años estudié en España casi dos años, que de recuerdos me trajo ese viaje, las largas noches por ahí con otras chicas de distintos países, puede que incluso llegara a conocer a esa chica en alguna ocasión, viajaba mucho a España cuando estaba con mis padres, siempre me gustó ese país, a mi madre tambien pero a mi padre le era indiferente, el prefería Japón, no sé por qué pero era así y más de una vez tuvimos que ir a Japón para hacer el tonto por ahí cuando realmente solo le interesaba a él, no me gustaban nada algunos países por el simple hecho de que mi padre me obligaba a visitarlos, solo le cogí verdadero cariño a un país, la República Dominicana, es un sitio precioso, con playas maravillosas y que, a diferencia de los demás, había elegido ir yo, que buenos recuerdos me llevé de aquellas vacaciones, todo esto fue antes de que me revelara contra mis padres, cuando apareció Abelard, todo se acabó, la felicidad y todas esas cosas. Había otra chica pero pasé de buscar sobre ella, tenía que encontrar un piso para poder quedarme en Nueva York un tiempo.

Capítulo 4

SOFIA
Pasamos todo el viaje hablando, era un chico impresionante, además era una gran baza para conseguir lo que quería pero no le utilizaría, estaba por encima de eso, vamos, tenía 19 además de una oportunidad de solucionar mi vida. Eché la siesta las dos últimas horas de viaje, cuando llegamos a Nueva York sentí que alguien me tocaba los hombros
-No mamá un ratito más...-dije
-¿Que?
Me desperté, era Ryan
-Ya hemos llegado-dijo el
-Ah vale-sonreí y me levanté dispuesta a irme
-Eh eh espera-dijo
-¿Que?
-Toma-me dio un papelito, se levantó y se fue dejándome con la palabra en la boca y ese papel en la mano
-Adiós ¡Eh!-dije, el se rió pero no dijo nada
-Tu soviética quita, tengo que pisar suelo americano-dijo una mujer gorda evidentemente americana
-Relájese-le dije de mala manera
-Cállate
-Zorra-dije en ruso para que no me entendiera, pasé delante de ella y bajé
Al fin, Nueva York, nada iba a detenerme, tenía que pedir un taxi que me llevara al centro para luego ir al apartamento que había alquilado, tenía una compañera eso era lo que menos me gustaba, me gusta estar sola y tener una compañera no me facilitaría las cosas pero era lo que había así que me tocaba joderme.

GLORIA
Con dos horas de retraso llegué al fin a Nueva York, estaba muy nerviosa por lo que me esperaba cuando bajara del avión, mi apartamento no estaba en un buen barrio pero era lo que podíamos permitirnos mi hermano y yo, vale, era provisional, si conseguía el trabajo buscaría un apartamento mejor y si no pues o me quedaba ahí o volvía a Colombia lo cual me pareció mejor porque quedarme suponía ponerme a buscar un trabajo y como mucho conseguía el de camarera y en Colombia vivíamos bastante bien para el nivel de vida que suele llevar allí la gente.
-Gloria, vamos, el taxi nos espera-dijo Marcos
Subí al taxi para poder ir ya a mi nueva vida, eran las cinco y media hora local, había mucha gente en el aeropuerto, vi entre esas personas a una chica rubia muy guapa discutiendo con una mujer bastante grande, la mujer la estaba llamando soviética, me hizo mucha gracia por eso empecé a reirme como una loca, la chica rubia se acercó a mi y me dijo:
-¿Algún problema?
-No pero me haces gracia
-¿Yo?
Mi hermano salió del taxi y se acercó a nosotros, nos pusimos frente a ella así que ella quedó pegada al taxi
-Gracias por el taxi-dijo mientras se subía al taxi, le dio la orden al taxista y se fue
-Pero que hija de puta-dijo mi hermano
-Si

CRISTINA
Dormí todo el viaje, cuando aterrizamos fui a buscar un taxi, había un chico y una chica hispanos parados en la parada
-¿Pasa algo?-dije mirándolos- me dio la sensación de que había un problema con los taxis
-Ah, no esque una chica de unos 19, nos ha robado el taxi
-¿Como lo ha hecho?
-Pues nos ha dicho unas cosas, se ha metido en nuestro taxi y se ha ido, me sonaba bastante de haberla visto antes pero por el acento era del este
-Vale, soy Cristina, soy española
-Ah, yo Gloria y soy colombiana
Sonreí y llamé a un taxi
-Encantada Gloria ya nos veremos
Subí al taxi y me fui, me quedé pensando en como una chica le podía robar el taxi a otra persona y que nadie le diga nada, podía ser que lo necesitara mucho pero lo dudo si era tan joven no podía realmente necesitar tanto un taxi, daba igual, no era asunto mio porque eso me parece que es tremendamente común

ANGELA
Bajé del avión lo más rápido que pude, había quedado con el propietario del piso para que me diera las llaves así que llegaba tarde, corrí a la parte exterior, vi un taxi situado a lado de una chica hispana, corrí lo más rápido que pude con los tacones que me había puesto, cuando llegué empujé a la chica y cogí el taxi
-Lo siento-le dije mientras subía al taxi, le dije al taxista a donde tenía que llevarme y arrancamos
Al fin tenía lo que quería, estaba ya en Nueva York, deseaba tanto llegar, además del pánico a los aviones el deseo de poder cumplir mi sueño. Cogí mi móvil y busqué el e-mail en el que me decían el día y la hora en la que debía presentarme en las oficinas del periódico, sería al día siguiente a las doce de la mañana. Que nervios me quedaban aproximadamente 18 horas para intentar cumplir mi sueño. Las bases de la entrevista eran muy simples, presentar un artículo sobre cualquier tema y luego me preguntarían cualquier cosa y a lo mejor teníamos que escribir sobre algún tema común para que vean que podemos improvisar y que somos reporteras naturales o como se digal. Que ganas tenía

lunes, 22 de octubre de 2012

Capitulo 3

SOFIA
Corrí hacia la zona de embarque, había pillado un atasco y llegué tarde al aeropuerto, gracias a dios todavía no habían embarcado. Una vez en el avión decidí echarme una siesta, habría bastante desajuste horario de Rusia a Nueva York, no pude dormir, estaba demasiado emocionada, cogí mi portátil y entré en la web del New York Times, el chico que estaba a mi lado estaba mirando la pantalla
-¿Te interesa mucho?-le dije
-¿Perdona?-dijo en inglés, claro, yo le había hablado en ruso
-Que si te interesa lo que estoy haciendo
-No realmente pero yo tambien voy al New York Times, soy reportero
-Mira tu que bien
-Por tu cara diría que tu eres Sofía Petròv
-Si ¿Como lo sabes?
-Yo tuve que enviar las cartas y los e-mails
-¿Las cartas y los e-mails?
-Si, hay otras tres chicas, Cristina González, Gloria Montes y Angela Brauer
-Interesante, tengo rivales
-Si, pero por lo que sé tu y Angela sois las más cualificadas
-Interesante, que pena que esa chica vaya a volver al país de donde vino-dije volviendo a la pantalla de mi ordenador
-Se ve que quieres este trabajo
-Si, quiero este trabajo desde el día en el que me lo ofrecieron hace dos años
-¿Por qué no lo aceptaste?
-Porque mi madre no me dejó aceptarlo, claro, ella no tuvo esta oportunidad de salir de Rusia y no quería que yo la tuviera
-¿Quería? ¿Ahora quiere?
-No, murió y sé que esto parecerá fuerte pero tampoco lo lamenté mucho
-Tranquila, sé como te sientes mi madre tampoco era perfecta, oh Dios mío que maleducado, soy Ryan, encantado de conocerte Sofia
-Lo mismo digo
Sonreí, era muy agradable

GLORIA
Subí al avión junto a mi hermano, no éramos de primera clase ni mucho menos, nos debieron de tocar los peores asientos, pero yo seguía super emocionada, sería reportera, ¿Tres rivales? No son nada, seguramente las tres forradas y sin problemas, ellas no necesitaban ese trabajo como yo.
-Hermano ¿Crees que lo conseguiré?
-No sé, esas chicas escriben muy bien, por lo menos la tal Sofía Petròv
-¿Quien?
-La rusa
-Dios, que odio estás haciendo que le coja a esa chica, ¿Cuantos años tienen?
-Pues sois cuatro aspirantes, tu eres la más mayor, Cristina González de 21, Angela Brauer de 23 y Sofía Petròv de ¿19?
-¿Tan joven?
-Si, 19 años pero espera aquí pone un poco sobre cada una de ellas
-Leémelo
-Cristina es española, madrileña concretamente, de 21 años, hija de profesores... Pone poco sobre ella, Angela es alemana, de 23 años, de Berlín, hija de un militar y de una modista, espera, aquí pone que le ofrecieron esto hace un año pero lo rechazó porque su vida personal se lo requería y que ahora lo vuelve a intentar
-¿Y Sofia?
-Si si tranquila, pone que tiene 19 años es de San Petenburgo, es huérfana ahora mismo y aquí está lo más interesante, está oportunidad se la ofrecieron con 17 años pero su madre dijo que no mandaría a su única hija a Nueva York, le acaban de volver a abrir la oportunidad, era hija de un hombre del gobierno
-¿Como?
-No pone nada más que eso será alguien que trabaja en el gobierno, dice que salió hoy de Rusia
-¿Nos la encontraremos?
-Puede que si

CRISTINA
Subí al avión y empecé a pensar en todo lo que me esperaba, desde luego no era la única que quería esa oportunidad, había más gente pero aun así, soy conformista, me sentí afortunada por tener la oportunidad y aunque sabía que las había mejores que yo, confiaba en mi misma. Que ganas tenía de que el avión aterrizase, por fin podría cumplir mis sueños. Echaría de menos España pero no tanto como para volver a casa en ese momento.

ANGELA
Subí al avión, tenía asientos en segunda clase, pasé todo el viaje pensando en lo que me esperaba en Nueva York, aun no tenía donde vivir, nada más llegar tendría que ir a un hotel, luego me quedaría unos meses aunque no consiguiera el trabajo porque vivir en América siempre fue algo que quise y ahora se podría hacer realidad, tendría que buscar compañeras de piso, tendría amigas, no tenía amigas porque Abelard me jodió mucho la vida, era una nueva oportunidad para empezar de cero, conocer gente conseguir trabajo y bueno ser feliz en definitiva, sabía que sería muy duro competir con esa chica rusa, lo que busqué de ella fue su perfil de Facebook, muchísimos amigos y muchísmas fotos, luego me indormé en la página del periódico de su historia y resulta que sí, era una alumna diez, perfecta, seguro que lo conseguía ella porque estaba más que cualificada y además probablemente fuera muy servicial y eso es algo que en los periódicos te sirve de mucho. Estaba perdida

Capítulo 2

SOFÍA
Listo, tenía todas las maletas listas, iba a por todas, estaba dispuesta a todo porque ese trabajo fuera mío, sí, lo reconozco, era competitiva, muy competitiva y eso no era tan malo como lo pintaban los demás, ser así me había proporcionado conseguir todos mis propósitos. Nunca perdí a nadie por ser así, mis amigos sabían que así me iba bastante bien. Llamé a mi mejor amiga Elena para despedirme, siempre fuimos las mejores amigas a pesar de ser completamente distintas, la gente que nos veía por la calle decía que por el aspecto era imposible que fuéramos amigas, yo siempre tuve aspecto de buena y ella de mala, la gente siempre lo vio así, supongo que era porque yo tenía los rasgos que les dan a las niñas buenas en las películas, rubita de ojos azules, mientras ella tenía los ojos muy negros y era muy morena, además del tono de su piel, cuando cumplimos los trece años todo cambió, yo me revolucioné según mis padres, me dedicaba a hacer cafradas como decía una de mis profesoras, pintaba grafitis por ahí, me metí en muchos líos, me teñí varias veces el pelo de negro pero cuando cumplí dieciocho años decidí dejar de teñirme, Elena no estaba en casa, era raro en ella porque solía estar siempre pegada al móvil. Llamé a su novio Petroff, cada vez que pienso en ese nombre me entra la risa.
-Hola Sofía-dijo él
-Hola, ¿Donde está Elena?
-Creo que en Moscú viendo a sus tíos
-Mierda....
-¿Que pasa?
-Me voy a Nueva York porque aquel periódico en el que me ofrecieron trabajar hace dos años
-¿Te han dado el puesto?
-No, una entrevista
-Vale, le diré que la llamaste
-Gracias
Una pequeña lágrima resbaló por mi mejilla, no quería irme sin despedirme de Elena pero era así, no iba a desperdiciar mi sueño por darle un abrazo a mi mejor amiga

GLORIA
-Vamos Marcos, ya está aquí el taxi
-Voy, voy
Salimos de casa lo más rápido que pudimos, yo quería llegar al aeropuerto cuanto antes. Estaba muy nerviosa, por primera vez tendría un trabajo fuera de un restaurante, tendría una vida mejor, la vida en Colombia no vale nada. Dejaba muchas cosas atrás, toda mi vida estaba en aquel barrio de Bogotá, todos mis amigos, todo, pero no iba a deprimirme, ese era mi gran sueño, ser reportera en el New York Times, a pesar de que solo me habían concedido la entrevista estaba muy emocionada y tenía muchas posibilidades, sabía que había por lo menos otra chica a la que le habían concedido una entrevista, sabía poco de ella, era rusa y se llamaba ¿Sonia? No, algo por el estilo, probablemente la vería en Nueva York, lo tenía muy claro, no dejaría que una ricachona rusa me ganara.
-¿Sabes que no eres la única que va a luchar por ese puesto verdad?-dijo Marcos
-Lo sé solo hay otra chica
-No, hay tres más
-¿Que?
-Si, he visto la página del New York Times y bueno vi algo de unas chicas que mandaron su solicitud y se la han concedido
-¿Que?
-Lo que oyes, tienes a una chica de San Petesburgo, otra de Berlín y una de Madrid
-Joder...

CRISTINA
Me quedé dormida, cuando me levanté vi uqe solo tenía quince minutos para ir al aeropuerto y coger el avión, gracias a dios que ya tenía las maletas hechas si no ya no llegaba. Corrí hacia el coche, arranqué y salí hacia el aeropuerto. El avión se retrasaría una hora, menuda mierda parecía que el mundo no quería que me fuera a Nueva York, aun así me iría, era mi sueño. Los minutos me parecían horas,, se me estaba haciendo insoportable la espera, fui a tomarme un café, pensé en que si llegaba tarde a la entrevista una rusa se llevaría mi puesto, dudaba que llegara tarde, aunque el aeropuerto de Barajas siempre se colapsa mucho, no se retrasaría tantas horas. Volví a sentarme en uno de esos incómodos asientos que hay en casi todos los aeropuertos, cuantos recuerdos tengo de ese lugar, cuando vi marchar a mi hermana mayor hacia la República Checa, nunca más la vi desde aquel día, no sé que es de ella. Por fin, están diciendo que vayamos a la zona de embarque.

ANGELA
Me levanté muy temprano, no podía dormir, estaba muy nerviosa solo quería coger el maldito avión e irme de allí. Cuantos malos recuerdos me llevaba, las peleas con mis padres, las amigas a las que perdí, las cosas en las que me metí por culpa de Abelard, no podía creerme que por un gilipollas como ese hiciera tantas tonterías, pero eso, cuando me subiera al avión, serían cosas del pasado porque me iba para empezar una nueva vida en el nuevo mundo, sentía mariposas en el estómago igual que el día en el que me revelé contra mis padres, haciendo cálculos mi madre tendría unos..., si me tuvo con 36 y acababa de cumplir 22 unos 58, joder, como pasa el tiempo, mi padre tendría ¿Cuantos? ¿Alrededor de 65? Le quedaba poco para jubilarse en lo que quiera que trabajase su padre, nunca me molesté en interesarme por el trabajo de mi padre, nunca tuvimos una gran relación. Ángela no sabía si llamarlos para decirles que se iba o no, decidió hacerlo
-Angela-dijo el
-Padre
-¿Que quieres?
-Decirte que me voy a Nueva York, el máximo tiempo posible
-¿Vas a eso del periódico?
-Si, es tan solo una mera entrevista pero creo que lo tengo fácil
-¿Sabes que hay otras muchas chicas?
-No, solo una
-¿Alemana?
-No, creo que española
-Bueno, vale
-Vale, adiós hasta pronto
-Angi-dijo mi padre, hacía tanto que mi padre no me llamaba Angi
-¿Si?
-Cuidate mucho
-Lo haré
Angela colgó el teléfono, por fin ahora si que se podía ir tranquilamente, ya había saldado una de sus disputas más fuertes.

domingo, 21 de octubre de 2012

Capítulo 1

Sofía se levantó a las ocho y media, no podía dormir. Miró por el ventanal de su habitación, otro sábado con las calles llenas de nieve, no era raro, en San Petesburgo suele nevar, bajó a desayunar, su casa era bastante grande pero no le gustaba, tenía muchas cosas que arreglar y no tenía el dinero suficiente, lo tendría si su madre no hubiera rechazado la oportunidad que le dio el New York Times a su hija de ser reportera. Tenía 17 años cuando le ofrecieron esa oportunidad, poco despues de cumplir los 18 su madre murió dejándole algo de dinero ahorrado y la casa en la que se encontraba en aquel momento, de todo aquello hacía 1 año más o menos. Tomó un chocolate caliente para desayunar, era su rutina de siempre, era raro en ella que no tomara chocolate en el desayuno aunque fuera Nutella, era su costumbre y no la iba a cambiar. Salió de la casa a coger el correo, tenía una carta procedente de Nueva York "¿Que será?" dijo Sofía para sus adentros, la abrió, en sus rojos labios se dibujó una sonrisa sus blancas mejillas se tornaron rosas y sus grandes ojos azules se iluminaron de la emoción que sintió nada más abrir aquella carta. Por fin saldría de Rusia

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Gloria llegó a casa muy cansada, la joven de apenas 24 años llevaba todo el día fuera trabajando, se sentía afortunada por poder trabajar, en Colombia no todos tienen esa oportunidad, se tiró en el sofá dispuesta a echarse una siesta, estaba bastante deprimida por no haber recibido contestación de un periódico americano al que le había mandado una carta dos meses atras cuando estaba de vacaciones en Nueva York, sabía que a pesar de no ser americana la aceptarían en ese periódico, ella misma lo habló con el redactor jefe cuando le presentó un artículo escrito por ella. Ya se había resignado a no conseguir ese trabajo cuando por la puerta entró su hermano mayor, el cual vivía con ella,
-Gloria, tienes correo
-¿De quien?
-Te vas a alegrar
Efectivamente, se alegró era una carta que hizo que sonriera
-Oh Marcos-dijo abrazando a su hermano-por fin podremos salir de aquí

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Llegar a casa tarde, ducarse, cambiarse y tirarse en el sofá a ver la televisión era la rutina de Cristina, se sentía incompleta, había perdido la oportunidad de su vida, por culpa de un asqueroso cerdo que hizo que dejara la oportunidad de su vida, quería ver a aquel asqueroso en la ruina, cosa que no pasaría nunca porque resultó que cuando la abandonó sin nada el se fue a vivir la vida a Francia porque su padre tenía allí un importante cargo y le había conseguido uno a él, luego Cristina tardó un año en conseguir recuperar todo y conseguir una casa y un trabajo aunque no le gustara era lo que tenía, para tener 21 años le iba bastante bien, se sentía muy sola desde que su abuela murió y ella quedó sola en el mundo, ¿Su padre? Murió cuando ella era un bebé, debido a un infarto y ¿Su madre? la abandonó con cinco años. Nunca le fueron las cosas realmente bien. Cogió su teléfono para revisar el correo, tenía un e-mail de aquella oportunidad perdida
-Si-dijo en alto al terminar de leerlo

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-¡Fuera!-le gritó Angela a Abelard
-¿Que? ¿A donde iré si me echas?
-A buscarte tu puta vida ¿Vale? Ya me jodiste la mía varias veces no pienso dejar que se repita
-Vale relájate
Abelard se fue dejando a Angela sola en casa, cuando se fue se sentó en el sofá y se lamentó de haber desperdiciado tanto tiempo con un gilipollas como ese, había perdido tanto por estar con él, una oportunidad de ser reportera, otra de ser fotógrafa profesional y muchas más. La que más lamentaba era la de ser reportera. Lo había conocido en el instituto y realmente le gustaba mucho, recordó todo lo que perdió por culpa de aquella relación, entre muchas cosas, la buena relación que había tenido con sus padres desde siempre, tuvo que irse cuando tuvo la edad y el dinero suficiente para alejarse de su familia, amigos vamos, de su vida. Pensó que por ese sunormal había perdido la oportunidad de ser reportera, tenía muy claro lo que quería en su futuro y Abelard no estaba presente en el. Cogió su portátil, vio un e-mail de "su oportunidad perdida", mote que le puso su padre cuando se enteró de que lo había dejado todo por Abelard. 
-Adios Alemania-dijo para sus adentros